La industria química realiza una actividad esencial para el impulso de otras muchas industrias y tecnologías.
El sector químico actual, compuesto por más de 3.000 empresas que representan cerca del 13% del PIB industrial, afronta desafíos para los que resulta imprescindible la aplicación de soluciones tecnológicas innovadoras que mejoren su competitividad y sostenibilidad.
La amplia diversificación de este sector (gases industriales, colorantes y pigmentos, química inorgánica, química orgánica, fertilizantes, materiales plásticos y cauchos, agroquímica, detergentes, perfumería y cosmética, fibras sintéticas, especialidades farmacéuticas…) constituye un elemento clave (genera materias primas que abastecen al 98% de las actividades económicas productivas) para el desarrollo de otros sectores industriales.
En este sentido, resulta imprescindible el impulso de la innovación y el desarrollo de soluciones tecnológicas como es la tecnología de fluidos supercríticos y en especial la extracción con CO2 con la que se logran óptimos resultados por ejemplo, en la obtención de sustancias activas naturales libres de trazas y contaminantes mediante procesos sostenibles, ecoeficientes y seguros como las conseguidas en la planta industrial ALTEX.
Otra de las líneas de investigación del sector son las biorrefinerías. Instalaciones donde, de manera sostenible, se transforma la biomasa en un amplio espectro de biocombustibles y bioproductos de interés comercial, a través de una combinación de biotecnología y tecnologías físico-químicas o térmicas. A diferencia de los planteamientos actuales de reciclado de residuos orgánicos, las biorrefinerías tienen capacidad de transformar la biomasa en un variado número de productos finales de gran valor añadido mediante diferentes procedimientos (físicos, químicos, termoquímicos o biotecnológicos…), una mayor eco-eficiencia y más rentabilidad. Como ejemplo, el proyecto demostrativo de I+D URBIOFIN que está desarrollando un modelo de aprovechamiento de la fracción orgánica de residuos sólidos urbanos (FORSU) basado en el concepto de biorrefinería para dotarlos de valor y convertirlos en bioproductos.
Asimismo, los compuestos químicos también están presentes en productos habituales de consumo diario como los cosméticos, los medicamentos o los productos de limpieza, imprescindibles para mejorar la calidad de vida y la salud. Tecnologías como la microencapsulación (procedimiento mediante el cual una sustancia o principio activo se envuelve con un material de cobertura para dar lugar a microcápsulas o micropartículas con múltiples propiedades) resultan de gran utilidad para generar nuevos alimentos y bebidas, medicamentos o cosméticos con propiedades más eficaces y avanzadas. Como ejemplo, los recubrimientos lipídicos para la liberación de productos en el horneado; la protección, frente a la acción de los ácidos del estómago, de determinados microorganismos beneficiosos para que puedan ser absorbidos por el intestino; o la disminución del olor desagradable de algunos compuestos como Omega3 para incorporarlos a nuevos productos.
En definitiva, la industria química realiza una actividad esencial para el impulso de otras muchas industrias y tecnologías. En un mundo en el que la innovación tecnológica se apoya cada vez más en un conocimiento multidisciplinar, este hecho es especialmente remarcable en el caso de las tecnologías químicas, base de muchos de los avances tecnológicos actuales.